09 diciembre 2006
He recibido la bota roja como quien recibe un secreto. Como tal la guardaré, y como tal la pasaré a otra persona. Lo singular de este secreto es que es un secreto en sí mismo, es decir, es el secreto de un secreto. Incluso si pudiera hablar, no podría desvelarnos nada, porque desconoce. Esto que parece sólo un juego de palabras es parecido a otra realidad bien patente: la vida.